Ni Steve Jobs ni el mismísimo Einstein pudieron batir el récord de destacar hasta no alcanzar la segunda década de la vida. Mucho más modesto y siendo prácticamente desconocido (de momento), el joven mexicano Cristóbal Miguel García Jaimes, con tan solo 18 años y nativo de San Miguel Totolapan, una de las poblaciones más excluidas de México, donde el 10% de la urbe adulta es analfabeta y solamente el 1% de las casas cuentan con un ordenador, se ha convertido en el genio más joven de la historia actual.
Un hito no solo tecnológico
Su vocación, como en todos los grandes talentos empezó desde muy joven, descubrió en quinto de primaria, el libro de física “conceptos y aplicaciones” de Paul Tippens, y desde entonces determinó coger el camino de la ciencia y dedicarse por completo a la investigación. En palabras de él mismo, “es mi pasión, porque lo que más me gusta es cuestionar y no quedarme en la incertidumbre”, asegura en una entrevista concedida al diario Proceso.
A partir de este momento, y gracias a su tenacidad y su perspicacia, su progresión ha sido espectacular. Logró entrar a la UNAM, entre las universidades más notorias de América Latina, para “contribuir al progreso de su pueblo”, y ha conseguido más de 80 reconocimientos académicos, como es el Premio Nacional de la Juventud 2014, la distinción más célebre del gobierno mexicano a ciudadano con menos de 29 años.
Sin embargo sí por algo destaca en especial y se siente orgulloso Cristóbal Miguel, es de haber diseñado el acelerador de partículas más barato del mundo, que también condujo a San Miguel Tololapan para exhibir la importancia de la ciencia en las regiones rurales.
El artefacto fue creado tras estar trabajando 9 meses en él y dedicarle solamente 1000 pesos mexicanos, 60 euros al cambio, empleando solamente materiales reciclados. Con una altura de 45 cm de largo y 15 cm de ancho y, dado que contiene las principales partes de un acelerador de tamaño estándar, la idea es poder transportarlo a escuelas y zonas cuyos habitantes desconozcan este tipo de tecnología.
Más allá de la vocación
Además Cristóbal Miguel no quiere ser solo un científico recluido en el laboratorio; también pretende difundir la tecnología y la ciencia, y para ello ha concebido una fundación de nombre `Ciencia Sin Fronteras´, para que puedan continuar sus estudios jóvenes indígenas de zonas rústicas y personas con escasos recursos económicos.
Sí un joven con menos de 20 años y de escasos recursos lo ha conseguido, imagina hasta donde podrías llegar tú. Queda claro una vez más, que avanzar en la vida no es solo cuestión de oportunidades, sino de imponerse metas propias. ¿Cuál es la tuya? En Ixtitute queremos ser tu guía del camino hacia el éxito.