Este software permite la realización del comportamiento de los fluidos, su idea madre emana de los programa aeronáuticos, pero que gracias a una nueva visión han sabido introducirse en el mercado cinematográfico por medio de la plasmación de efectos especiales en las películas.
Es importante destacar que el resultado de un buen trabajo viene a través de una buena formación, de un esfuerzo continuado y sobretodo dedicación.
Se puede poner de ejemplo, cómo el esfuerzo, el trabajo y la implicación de triunfar dio un giro a sus carreras profesionales sin perder el rumbo de sus formaciones y dándole un vuelco a un programa orientado, en un primer momento, hacia el sector aeronáutico y consigo al aprendizaje en materia de diseño con un software asistido.
Sería la típica historia o película de Hollywood el que dos soñadores viajan a Estados Unidos en busca del triunfo, si no fuera porque lo consiguieron. O una versión más del modelo garaje salvo que es una oficina pequeña y en Madrid. Víctor González, ingeniero naval, e Ignacio Vargas, profesional aeronáutico, tenían 25 años cuando en 1998 idearon RealFlow, el primer software diseñado para añadir a las películas efectos especiales relacionados con fluidos: una lava de un volcán, una ola gigante, un tsunami, un chorro de líquido que se convierte en un monstruo, una mezcla de colores…
Por ejemplo podréis ver esta aplicación de este ambicioso programa, en un principio, para diseño aeronáutico, en la lava de la Montaña de Fuego donde Frodo al fin podrá soltar la pesada carga que arrastra en El Señor de los Anillos; el chocolate que Willy Wonka elabora en Charlie y la fábrica de chocolate; las olas que baten entre la flota de los Lancaster y del rey Stannis Baratheon en Juego de tronos; el tsunami sin piedad de Lo imposible, entre otros.
Victor González, ahora director de RealFlow, explicaba que «En el mundo de los efectos la realidad no influye mucho, es la realidad que se quiere representar: un tsunami de verdad no es como nos lo pintan en una película, podríamos llamarlo el efecto Hollywood. Pero los aviones y los coches en los que nos montamos sí que están diseñados con técnicas por las que se han simulado y luego se ha verificado que funcionaban. La simulación permite reproducir la realidad y eso, en principio, no tiene límites»,.
El programa es reconocido como ‘Photoshop’ de los fluidos.
Este software es líder en el mercado de los efectos especiales, una especie de Photoshop de los fluidos que ha sido utilizado en más de 100 películas y anuncios y que les llevó a la famosa Industrial Light & Magic en California de George Lucas. Sin embargo prefirieron la independencia y quedarse en España. Actualmente, Next Limit factura 5 millones de euros al año y cuenta con 60 empleados.
En toda película, llega el momento de satisfacción y éxito producido por el trabajo, pues bien su esfuerzo dio sus frutos en 2008 cuando recibieron el Óscar al mérito técnico que concede la Academia de cine estadounidense. Únicamente un español lo había ganado antes, el sobrino de Juan de la Cierva (inventor del autogiro) en 1969 al premio OSCAR a la mejor contribución científica Cinematográfica.
En la lista de sus 15.000 clientes se mezclan Pixar, Disney o Dreamworks por el lado del cine, y la NASA, BMW, Apple o Toyota por el de la ingeniería.
Así definía González la misión de la empresa: » Somos una empresa de ingeniería y lo nuestro es un trabajo técnico: hacemos un producto técnico, lo vendemos, se utiliza para hacer las películas, nos gusta verlas, obviamente, pero nuestro día a día es más de estar batallando para no perder la posición, conseguir sacar versiones nuevas que renueven las licencias y luchar para no quedarnos parado, porque la tendencia es que siempre hay alguien haciendo algo parecido. Es una lucha continua, un trabajo bastante menos glamuroso de lo que puede parecer desde fuera”
Un mundo creado en el ordenador
XFlow es un túnel de viento en 3D que también simula fluidos pero en el mundo de la automoción, la aeronáutica o la ingeniería civil. Su objetivo es entender cómo funcionarían un coche o un avión en una situación real antes de que hayan sido fabricados: es decir, se diseñan en 3D y se simula su operación en un túnel de viento en 3D.
Y dentro de sus programas de I+D, cuentan con proyectos de bioingeniería para predecir el comportamiento de la sangre o el aire en procesos cardiovasculares y respiratorios, o de robótica con la simulación de redes neuronales o los sistemas de self-learning en robots.
Y aquí es donde el trabajo de Next Limit se complica: simular la realidad para meterla en un ordenador, incluso «cosas» o «procesos» que aún no existen en el mundo real y a las que les hacen fotos. Dependiendo de las ganas de filosofar, ello puede llevar de nuevo al cine, a Matrix en este caso, película en la que por supuesto también participaron.
Visto con un poco de perspectiva, también podría tratarse de conectar el mundo visual con el mundo de la ciencia y la tecnología, pero igualmente trabajar en una especie de interfaz entre el arte y la ciencia. «A fin de cuentas, el arte también intenta capturar la realidad de alguna manera y muchas veces los grandes artistas han sido también grandes científicos, como Leonardo da Vinci o Miguel Ángel».
Con más del 90% de su facturación fuera de España, sobre todo en Estados Unidos y Japón, Next Limit no ha sufrido la crisis nacional y durante estos años ha seguido creciendo. Para el futuro sólo se plantean seguir buscando nuevas ideas, además de continuar con el exigente desarrollo de nuevas versiones para sus productos.
Hay que caer en la importancia de adaptarse y desarrollarse durante todo el proceso profesional, añadía, “nosotros estamos continuamente adaptándonos a los nuevos requerimientos técnicos que nos van apareciendo, por ello creemos fundamental un desarrollo continuado en la materia profesional, y no quedarse estancando porque podemos caer en la deriva”