Bajo el yermo desierto de Nuevo México se haya las ruinas de una pasada civilización que floreció hace un aproximadamente un milenio. A través de dos décadas, el arqueólogo John Kantner, de la Universidad Americana del Norte de Florida, ha investigado las arenas rojas rastreando estructuras religiosas vetustas conocidas como kivas, minúsculas salas circulares donde los componentes de la sociedad Chaco llevaban a cabo rituales y ceremonias, y que acostumbraban localizarse bajo los hogares, enterrados y colmados con tierra.
Una cuestión de tiempo
Kantner descubrió varias kivas en el desierto, pero explorar en busca de estas estructuras subterráneas resulta una labor demasiado compleja y hacerla a pie y demora demasiado tiempo. De ahí que este arqueólogo como muchos otros, han empezado a contar con la ayuda de una nueva tecnología que está resultado una extraordinaria revolución en su área; los drones.
Una pieza arqueológica sepultada conserva el calor de forma distinta que el terreno que lo envuelve. Por lo tanto Katner emplea un drone con visión térmica para reconocer los leves variaciones en la temperatura, entretanto que la construcción se calienta y enfría. Para llevar a cabo esta tarea, trabajó junto al arqueólogo Jesse Casana de la Universidad Americana de Arkansas, quien anticipadamente había dotado drones con cámaras de filmación térmica para la indagación arqueológica en Irak y Chipre. (Si bien la termografía es una realidad desde hace décadas, su uso junto a la tecnología UAV´S es reciente).
El grupo planeó sus ocho drones durante toda la noche hasta el amanecer, tiempo en el que desierto está en su punto más frío. Realizó fotografías de las pautas de calor a cada segundo.
Cada instantánea de la cámara térmica les facilitó una marca de la tierra, que al unir, concebía un mosaico exhibiendo lo que estaba enterrado bajo todo el territorio. El personal tuvo la habilidad de localizar indicios de calor bajo la arena que favoreciesen a encontrar múltiples kivas. “Finalmente solo llevó dos horas de trabajo para hallar algo que me ha mantenido durante años tratar de encontrar”, declaró Kantner. “Lo que es harto notable”. Ellos divulgaron sus conclusiones el pasado año 2014 en la Revista de Ciencias Arqueológicas.
La historia a través de los drones
Los drones asimismo presentan nuevas ocasiones de indagación cuando se conjuntan con métodos de imagen láser como LiDAR, el cual genera mapas en alta definición y pueden descubrir estructuras enterradas, las cuales de otra manera sería improbable de localizar. “El próximo año la innovación en el campo de la arqueología vendrá de la mano de los drones fundamentados en LiDAR», comentó Casana.
Si bien los los equipos de LiDAR siguen siendo muy costosos, y no a todos los científicos les gusta la idea de instalarlos en un drone, los cuales poseen altas probabilidades de colisionar. “Si se logra que las personas pongan un un LiDAR sobre un drone sería un éxito increíble para la arqueología”, comentó.
Frente a este probable peligro, un grupo de arqueólogos de la Universidad Inglesa de Exeter está planificando llevarlo a cabo en la Amazonia. El líder del equipo, José Iriarte, se afincará con sus compañeros en la jungla tropical al término de este año 2015 para revelar marcas de antiguas civilizaciones que poblaron los densos bosques. Ya que entre la sociedad arqueológica hay una discusión sobre si las civilizaciones nunca se arraigaron en el bosque. Unos objetan que la Amazonia fue un entorno original que desde siempre estuvo carente de ingentes asentamientos humanos, a la vez que otros están convencidos de que las distintas culturas que progresaron, modificaron la selva hace milenios.
Un rastro para determinar que teoría está en lo cierto, se haya en las obras de arte masivas conocidas como geoglifos las cuales se sitúan bajo la flora de la superficie de la jungla. Escarbar a lo largo del Amazonas no es una labor nada sencilla; así que localizar estas primitivas obras de arte es todo un reto, pero es en esa situación donde pueden intervenir los drones con su ayuda. Provistos con LiDAR, un drone puede planear sobre las copas de los árboles y emplear sus sensores para ver a través de la vegetación los geoglifos sepultados.
Por el momento, los arqueólogos han evidenciado más de 400 geoglifos próximos a la jungla mediante instrumentos como Google Earth. Khan estima que estos descubrimientos insinúan que existen más geoglifos escondidos en la jungla amazónica. Ya que los diseños de aspecto cuadrado y circular podrían tener una amplitud de 300 metros, lo cual equivale a la extensión de tres campos de fútbol, lo cual complica localizarlos desde el suelo. “No se pueden visionar con claridad si estás sobre ellos, fundamentalmente si están enterrados bajo la jungla. De manera que la única forma posible de divisarlos es desde una zona elevada”.
Khan y sus compañeros piensan planear un drone sobre diversas zonas de la selva. El grupo asimismo rastreará zanjas, parches y túmulos del oscuro suelo que permitan identificar señales de primitivas viviendas. El grupo se plantea desplazarse a el Amazonas para despegar drones durante de septiembre y octubre, los dos meses secos de la selva.
“Somos optimista y creemos poder descubrir estas obras de arte, y este acto alentará a la comunidad arqueológica”.
El futuro pertenece a los drones
Comenzaron como un método de defensa, más tarde se redimieron en operaciones de rescate y ahora ayudarán a reconstruir parte de nuestra historia. No dejan de asombrarnos lo que los drones o aviones no tripulados desde su sencilla concepción están consiguiendo cada día a pasos agigantados. No se trata solo de una industria, sino de una nueva manera de concebir tantísimas profesiones y un nuevo aliado con el que contar sin que sepa que desconoce el peligro, el agotamiento o en dos palabras, lo imposible. Los drones no son solo un mercado o una profesión, es una aventura en la que puedes embarcarte gracias a la mejor formación en másteres en UAV´S, diseño aeronáutico para concebir los aviones del mañana o la nueva implantación de expertos en Lean. Todo es posible, todo lo tienes en Ixtitute.