Las palomas fotográficas, los drones de la I Guerra Mundial

Las palomas fotográficas, los drones de la I Guerra Mundial

Los drones de la I Guerra Mundial, así es como se conocían las palomas con cámaras fotográficas que se utilizaban en las contiendas de Europa en el periodo 1914-1918. Sin que nadie repare en él, un pájaro sobrevuela una ciudad cualquiera. Apenas nadie recuerda a sus antepasados, aquellos que se convirtieron en auténticos héroes de guerra. Hablamos de la rama más conocida, la de los mensajeros, cuando en edades atrás se usaban como mensajeras de contiendas y divulgación de información. Los grandes olvidados son sus ancestros espías: las palomas que fotografiaron la Primera Guerra Mundial desde el cielo.

Imágenes tales como esta:

Fotografía aerea realizada por una paloma

Fotografía aerea realizada por una paloma

 

Una captura tomada por una paloma.

Una captura tomada por una paloma.

Es gracioso pues ahora no son más que denominadas “ratas del cielo” pero que para muchos, habiéndola adiestrado, se habían convertido en un canal de comunicación crucial tanto en la contiendas como en las relaciones institucionales.

La historia es responsable de un boticario alemán nacido a mediados del siglo XIX, de nombre Julius Neubronner. Desde su negocio familiar situado en Kronberg, revolucionó la recién nacida fotografía aérea gracias a su afición por las palomas, su ingenio y la pura casualidad.

Este farmacéutico utilizaba a sus amadas palomas como mensajera de medicamentos, siendo estas sus mejores empleadas a la hora de atender solicitudes urgentes.

Pero el motivo de incluir una cámara no fue otro que cuando una de sus palomas se extravió y volvió a los días, este se interesó por conocer la ruta comercial que estas mantenían. Para poner fin a esta incertidumbre, nuestro farmacéutico les colocó una cámara en el pecho del palomo con el fin de fotografiarlas.

Lo increíble de todo esto es como podía poner una cámara pequeña y de ligero peso en la panza de la paloma si apenas habían pasado unos 90 años desde su existencia. La clave de todo estaba, básicamente, en el diseño de la cámara. Pues para su éxito la cámara debía ser lo suficientemente ligero como para que las palomas soportaran el peso y, además, tenía que tener un mecanismo automático para que las imágenes se capturasen por sí mismas desde las alturas (por motivos obvios).

Pues lo consiguió. Hechas de aluminio y con un sistema neumático que controlaba el intervalo de tiempo que transcurría entre el disparo automático de una fotografía y el siguiente, la cámara creada por este boticario alemán llegó a contar con 12 versiones distintas, consiguiendo su patente en 1908.

Este invento permitió durante muchos años la visualización aérea de todo tipo de paisajes, así como espía en las contiendas gracias a los palomares móviles que permitía su utilización en los campos de batalla

El estallido de la Primera Guerra Mundial en 1914 generó que las palomas de Neubronner se estrenaran en el campo de batalla, algo que les valió un reconocimiento peculiar: una sala en el Museo Internacional del Espionaje en Washington DC.

Las ahora maltratadas ‘ratas voladoras’ se utilizaron para obtener imágenes de las tropas enemigas y conocer su posición. Su arnés, su ligera cámara (Neubronner llegó a diseñar una de tan solo 40 gramos de peso) y algo de entrenamiento las convirtieron en auténticas espías.

Actualmente ocurre igual con los drones. Ahora en vez de ser la paloma la que porta la cámara, es un autómata con hélices, principalmente hecha de carbono, y que permite una visualización a tiempo real, además de otros uso para otros fines no tan beligerante.